DOMINGO DE RAMOS

Hoy celebramos el Domingo de Ramos, un día de gran importancia en la Semana Santa cristiana. Es el último domingo de Cuaresma y marca el inicio de la Semana Santa, donde recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, aclamado por la multitud con ramas de palma, un momento lleno de simbolismo y significado en nuestra fe.

Cuando Jesús y los suyos iban de camino a Jerusalén, al llegar a Betfagé y Betania, cerca del monte de los Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: “Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrado un burro que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganmelo. Si alguien les pregunta por qué lo hacen, contéstenle: ‘El Señor lo necesita y lo devolverá pronto’”.

Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta, y lo desamarraron. Algunos de los que allí estaban les preguntaron: “¿Por qué sueltan al burro?” Ellos les contestaron lo que había dicho Jesús y ya nadie los molestó.

Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Jesús montó en él. Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían, iban gritando vivas: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!

Mc 11, 1-10

Este pasaje del Evangelio nos presenta una imagen conmovedora de Jesús entrando en Jerusalén de manera humilde, montado en un asno, en cumplimiento de la profecía. Esta escena nos invita a reflexionar sobre la humildad y la mansedumbre de nuestro Señor, quien, siendo Rey, elige un camino de sencillez y servicio. ¿Cómo podemos nosotros imitar la humildad y el servicio de Jesús en nuestra vida diaria?

Que esta semana sea para nosotros un tiempo de transformación interior, donde dejemos que la gracia de Dios nos toque y nos cambie. Recordemos que nosotros somos como aquellos que recibieron a Jesús con alegría, y que tenemos la oportunidad de renovar nuestra fe y nuestro compromiso con Él en estos días santos.

¿SABÍAS QUE?

El Domingo de Ramos tiene sus raíces en la tradición judía de la fiesta de los Tabernáculos, una celebración de la cosecha y la peregrinación del pueblo de Israel por el desierto.

Cuando Jesús entró en Jerusalén, la multitud le aclamó con el grito de “¡Hosanna!”, que significa “¡Sálvanos ahora!” en hebreo. Este grito se relaciona con el cántico que realizamos en la misa, especialmente en el momento del Santo, donde imploramos la salvación y la presencia de Jesús en nuestro culto.

Como habréis visto en la celebración, en el Domingo de Ramos, los sacerdotes ya no vestían de morado como estos días atrás. Sino que vestían de color rojo, este color simboliza la sangre y la fuerza del Espíritu Santo. Es usado principalmente en las fiestas de la Pasión del Señor como el Domingo de Ramos y el Viernes Santo.

Gracias a todos los que nos habéis acompañado en esta celebración tan bonita. Que este Domingo de Ramos nos inspire a seguir los pasos de Jesús con humildad y amor. Oremos juntos, pidiendo la gracia de vivir con autenticidad nuestra fe y de acoger a Jesús en nuestras vidas con alegría y gratitud.